Review de la banda sonora TIBURÓN John Williams de Intrada

¿Qué tiene de especial la edición del 40 aniversario de Tiburón lanzada por Intrada que la convierte en un tesoro para los coleccionistas?

¿Qué secretos y variaciones inéditas esconde la edición más completa de la banda sonora Tiburón?

¿Cómo logró Williams que su música en Tiburón capturara el terror y la aventura como ninguna otra banda sonora antes?

Descubre la música de Tiburón compuesta por John Williams editada por Intrada Records.

Te damos los detalles de la edición en doble cd de Intrada y nuestra opinión sobre la misma, así como sobre la partitura del autor.

La primera obra maestra, “la mayor película jamás realizada” del tándem Spielberg/Williams

Se podría decir que si LOCA EVASIÓN (SUGARLAND EXPRESS, 1974) es el primer ladrillo, TIBURÓN sería el cemento armado que consolidó el enorme reino creado por estos dos titanes. Una obra que no tiene fin y sigue inspirando a generaciones.

La música compuesta por John Williams ha sido la misma durante 50 años, pero ha ido creciendo con las décadas en ediciones discográficas. Si bien es cierto que su primer lanzamiento en LP por MCA Records en 1975 (en 1992 sería editado en CD) es la mejor y más sobresaliente experiencia sonora alrededor de la película de Steven Spielberg, no sería hasta el año 2000, en su 25 aniversario, cuando se produciría el lanzamiento más importante y significativo del score.

A partes iguales, pero distintos, Decca Records y Varese Sarabande editaron la música íntegra del film con partes inéditas y sin utilizar. Pero no sería hasta 2015, en su 40 aniversario, cuando el sello Intrada (en 2017, Mondo Records sacaría un LP doble a raíz de esta edición) nos trajo la edición más completa, especial y limitada de la banda sonora de Tiburón, en todosoundtrack.com es en la que nos centraremos.

The Tracklist

Escuchar Tiburón es adentrarse a volver a vivir una experiencia auditiva increíble de esta inagotable película. Con escuchar JAWS/MAIN TITLES quedas atrapado, ese “dum-dum-dum” adictivo, que acelera poco a poco y se graba a fuego en tu memoria.

THE FIRST VICTIM es uno de los mejores temas que funcionan fuera de la película. John Williams engrandece siempre lo que vemos y lo que no vemos. Remarca y acentúa partes que luego usará más adelante. En una escucha aislada, la música sugiere imágenes en tu mente que no existen en el film. La música consigue que imagines al tiburón devorar y hacer añicos a Chrissie. Sientes cómo la retuerce, la parte y se ceba con ella. Williams tiene muy presente el ataque descrito por Peter Benchley en la novela. El uso del arpa al final del tema capta el tono acuático de la historia.

Uno de los temas que me traslada in situ a la isla Amity es REMAINS OF THE BEACH. La tranquilidad y quietud de esa playa en la mañana en que encuentran los restos de la joven.

En Tiburón, John Williams ha superado todas las expectativas. Su banda sonora es un logro sinfónico impresionante que ha hecho nuestra película más aventurera, emocionante y aterradora de lo que jamás pensé posible.

Steven Spielberg

THE EMPTY RAFT (EXTENDED VERSION) o la muerte del pequeño Alex Kintner. Lo más increíble aquí es fusionar de manera magistral, sonido e imagen para expresar una emoción tan clara como es la impresión de asombro. Ese movimiento de cámara hacia el rostro de Roy Scheider. Y por otro, en la segunda parte del tema, la sensación de desamparo. Esa soledad de la señora Kintner ante todo el mundo en la orilla mirándola mientras grita preguntando por su hijo.

John Williams desarrolla música mística hacia la figura del tiburón en THE PIER INCIDENT mientras Brody investiga leyendo libros y nos enseña la gran amenaza que es. Se aprecia más adelante cuando le aporta al tema principal una contundencia más elevada, como si subiera de nivel, en la escena de los lugareños que tratan de capturarlo. El famoso tema representa el pulso que siente el escualo cuando se acerca a su presa, conforme avance la película se volverá más intenso. Entre lo que ve Brody y lo que vemos nosotros, hasta el momento, el miedo crece y todo sin ver al tiburón.

Absolutamente alejado de todo lo que tiene que ver con la película y el sonido que creó Williams, FATHER AND SON (FILM VERSION) es uno de los temas más emotivos y bonitos que ya editasen Decca/Varese en el 2000. El momento más bajo de Brody, la culpa sobre sus hombros, termina con el reclamo de un beso a su hijo pequeño, Sean. Una escena muy tierna con una pieza única de este maravilloso trabajo.

Como si de la música de un episodio de Jonny Quest se tratara, THE ALIMENTARY CANAL y BEN GARDNER’S BOAT contienen esa fantástica aura misteriosa e hipnótica que sonaba en la mítica serie de Hanna Barbera. Un sonido que nos atrae hacia lo desconocido y que nos hace disfrutar de la sensación de amenaza y miedo del escualo que acecha las aguas. Con ese tono de ensoñación que acompaña genial a la bruma marina, Williams regresa al famoso leitmotiv estirando y tensando la música hasta dar con el enorme diente (amenaza) y terminar descubriendo a Ben (miedo).

Cuando vi Tiburón por primera vez, supe que necesitaba una banda sonora de acción y aventura. La película era muy diferente de Loca evasión y pensé en algo grande, operático y teatral. El desafío era caracterizar a un tiburón bajo el agua con música en lugar de efectos sonoros, y esas notas bajas y repetitivas fueron el resultado.

John Williams

El delicioso MONTAGE suma otra capa más a la historia: la diversión. Alegre y ligero, pero tremendamente irónico. El exquisito tono comensal de alto standing, remarca el buffet libre.

Una de mis partes favoritas ocurre en INTO THE ESTUARY. El pánico se desata en la playa por la broma de los niños, pero el terror real aparece en la laguna. La música sube poco a poco en intensidad a la vez que los gritos de aviso son percibidos por Roy Scheider, me encanta aquí. Empezará caminando hasta correr donde está su hijo, Michael. Los nervios aumentan. El peligro acecha otra vez. De nuevo, el arpa, para intuir algo más al monstruo marino, sus mandíbulas. Esa explosión de sangre que surge del fondo del mar. Alucinante. La preocupación de Brody mirando al mar y Williams anotando muy bien al final de la pista el desafío que será cazarlo.

Ya me marcho de aquí, linda dama española…

Spanish Ladies es una canción tradicional de la marina británica que cuenta el viaje desde España a los Downs, una bahía al sur de Inglaterra, desde el punto de vista de los marineros de la Marina Real Británica.

Adiós que me voy, oh preciosa mujer…

Aunque una balada con el nombre de Spanish Ladies se registró por diciembre de 1624, parece que la mención más antigua data sobre 1796 y es anterior a la aparición de la saloma marina, que eran las típicas canciones que entonaban los marineros mercantes, que no navales, para amenizar el trabajo y alegría en la mar.

Porque orden tenemos, de zarpar hacia Boston…

Quint canta una variación en tono mayor llamada Yankee Whalermen, pero él reinicia el destino de Inglaterra a Boston. Boston es la capital de Massachusetts, situada en Nueva Inglaterra, una región de EEUU ubicada en la costa del Atlántico en el nordeste del país, cuando los colonos británicos se asentaron por 1607. Massachusetts tuvo una gran tradición marítima desde los primeros pescadores coloniales hasta su importancia en la industria ballenera en el siglo XIX, las canciones del mar han sido prominentes en el patrimonio musical del estado.

La máquina del tiburón se rompía constantemente, y muchas veces, la música de John Williams se convirtió en nuestro verdadero tiburón. Es lo que hacía que el miedo se sintiera tan real, incluso cuando no podías ver al tiburón en la pantalla.

Richard Dreyfuss

Esas canciones tradicionales fueron traídas a Nueva Inglaterra y preservadas por marinos estadounidenses coloniales. Una versión de Nueva Inglaterra de Spanish Ladies cambia England por New England o en algunas versiones, Boston o New Bedford, y British Sailors (marineros británicos) por Yankee Whalermen (balleneros yanquis).

Yankee es un apodo para el habitante de Nueva Inglaterra, aunque también se aplica a los estados del norte en general. En la novela, la ficticia Amity, se sitúa entre Bridgehampton y East Hampton, ambas en Nueva York, siendo la última ubicación de Montauk. Esto amplía el rango sobre dónde pudo criarse y vivir Quint, algo que no sabemos, pero Montauk y Martha's Vineyard quedan bastante cerca de toda esta zona. La película se rodó en Menemsha, un pueblo playero de Chilmark, en Martha's Vineyard, Massachusetts (vía Wikipedia).

Y ya nunca más, nos volvamos a ver…

Quint canta esa variante de Spanish Ladies, no solo para expresar cómo es como personaje, sino también para indicar de dónde procede su herencia.

Una herencia que viene de un pasado lejano que se ganaba la vida en la mar frente a los elementos, descubriendo nuevos horizontes y luchando contra bestias marinas. Historias que ya conocemos. Algo viejo que nos resulta familiar. Una canción con más de 300 años nos sitúa en el interior de una historia.

La música de Williams fue tan esencial como cualquier otro personaje en la película. Era el aviso, la amenaza invisible que hacía que todos estuviéramos al borde del asiento.

Roy Scheider

Tiburón es una puesta al día de todas esas historias de piratas, comandantes, pescadores, grumetes y polizones. No conocemos la letra, pero al escuchar la música que canta y silba, se nos graba al instante en nuestra memoria, y automáticamente se graba en nuestro ADN, transmitiéndose de generación en generación. A Quint debió pasarle lo mismo. Las vivencias son historias que se cuentan de padres a hijos, de madres a hijas, las historias son verdad y ficción al mismo tiempo, son creación, son arte. El arte habla del ser humano. Y el que cala el alma humana, pervive eternamente. Aunque no conozcamos la letra de aquella balada de 1624 o 1796, no importa, nos suena porque resuena en nuestro interior en cierto modo.

De una manera que tal vez no pueda explicar correcta y elocuentemente, toda esta cábala me lleva a creer que John Williams supiera, intuyera o sintiera algo de todo esto en su interior cuando asoció la música, la región, el pasado, el mar, la historia y los personajes para componer OUT TO SEA (FILM VERSION), uno de los mayores logros audiovisuales del binomio Spielberg/Williams. Un solo plano resume toda la película: El barquito en el interior de las mandíbulas, otorgando así a lo que vamos a experimentar un halo de leyenda.

John Williams suena legendario, mítico, incluso familiar, recicla lo que comentaba antes y resuena a Spanish Ladies. Representa la gran hazaña que van a vivir estos tres hombres, y todavía no lo saben. Como si estuviera musicalizando una historia ya ocurrida antes. La comparación con Moby Dick (Herman Melville, 1851) es obvia, pero luego la música se vuelve increíblemente juguetona y optimista. Los piratas hacen su puesta en escena, musicalmente hablando. Williams aúna finalmente los dos géneros en los que se mueve la historia: el terror y la aventura. La épica hace acto de presencia a partir de ahora en lo que es la segunda mitad del film.

Tracklist #2

Mientras nos adentramos en la boca del lobo tiburón, Williams muy tranquilamente hace crecer la tensión necesaria en la superficie. Como si de una leve brisa se tratara, para habituarnos en el océano, pero manteniendo la concentración ante el peligro que acecha. Si TUG ON THE LINE es la calma, MAN AGAINST BEAST (FILM VERSION) es la tormenta.

Si la genialidad se encuentra en el tema principal, aquí encontramos el virtuosismo creativo de John Williams. La aparición del monstruo, la bestia. El momento que esperábamos, y no defrauda. La mejor y más completa pista de la película.

Nunca imaginé que la música podría capturar el terror que intenté plasmar en palabras, pero John Williams lo hizo. Su partitura le dio vida al tiburón de una manera que ni siquiera el mejor escritor podría lograr.

Peter Benchley

El arpa de nuevo para contemplar al tiburón en su máximo esplendor. Su enorme majestuosidad acuática. El montaje de imagen y banda sonora es insuperable. Perfecto. La composición de planos y cómo son reforzados estos con la música.

El contacto se ha producido, con un ritmo incesante que no da respiro y que contiene todo lo que hemos estado escuchando desde el comienzo, fusionando la tensión con la acción. La inventiva de Williams no tiene parangón. Como cubre toda la secuencia desde la mayor intensidad del comienzo (el susto de Brody en estribor) hasta la tranquilidad (la seguridad de Quint en la punta del espigón).

John Williams no solo compuso música para Tiburón, creó el latido de la bestia. Cada vez que sonaba, sabías que el tiburón estaba cerca, incluso antes de verlo.

Robert Shaw

Escribe excepcionalmente todo lo que ocurre en la secuencia y transmite sobradamente lo que sentimos, la aparición del tiburón y lo que sienten los personajes, cómo se ponen manos a la obra. Los nervios que se perciben por no perderlo y capturarlo. Sin olvidarse de enfatizar el miedo de Brody a enfrentarse al tiburón. El arrojo de Quint por cazarlo y el asombro de Hopper por estudiarlo. Una variación temática y emocional altísima. Difícil de igualar. Imposible de superar. Cinematografía en estado puro.

En QUINT’S TALE, Williams crea el ambiente fantasmagórico idóneo del USS Indianapolis. Como si de una historia de piratas modernos se tratase, el score viste sutilmente la historia que el cazador de tiburones vivió durante la Segunda Guerra Mundial.

En la película, la música se intuye lo necesario, en una escucha aislada esta pista te introduce de lleno en el interior del Orca junto a Brody y Hopper, y nos traslada el desasosiego de Quint haciéndonos volar la imaginación.

BRODY PANICS, como su título indica, expresa el nerviosismo de forma chirriante, la inseguridad y fuera de lugar en el que se siente el jefe de policía aferrándose a su revólver. Además, es la parte de la aparición de esa estrella fugaz que vuela por encima del Orca. Siempre he pensado que era un instante en el que la película va más allá y se convierte en una historia fantástica, que superaba a la realidad.

Si hoy hiciera Tiburón con tecnología digital, el tiburón estaría en pantalla todo el tiempo, y la película sería menos aterradora. Es la música de John Williams lo que realmente infundió miedo, porque era lo que no veías lo que más te asustaba.

Steven Spielberg

Siempre mantendré que en el espacio que Spielberg creó Tiburón, los personajes de Amity, no oyen aire (que sí que se oye en la película), sino que se oye la música de John Williams. Escribo esto por el track BARREL OFF STARBOARD, donde la tranquilidad de la mar resaltada por el score, apoya otra experiencia de Quint, pero el escualo no da tregua y esas historietas devendrán en la obsesión “oscura” por cazarlo.

En GREAT CHASE la caza sigue adquiriendo fuerza y aun así hay tiempo para divertirse y maravillarse con la música, al igual que Brody sonríe al perseguir al tiburón. Audiovisualmente hablando, es en este tipo de secuencias donde los compositores deben poner toda la carne en el asador, estando a la altura de las imágenes. Williams siempre consigue destacar en estos momentos y lo logra creando grandes melodías, pasando de lo más alto y llamativo a lo más bajo y sinuoso, llegando a ponerle música a la incertidumbre. Continúa en SHARK TOWS ORCA utilizando la técnica “mickeymousing” para dibujar la preocupación y asombro de Quint con lo que hace el gran blanco.

El nerviosismo se palpa en THREE BARRELS UNDER. La inquietud del principio de la pista se contrarresta y alterna en el acecho incesante del tema principal y la fascinación que muestran los protagonistas. Se giran las tornas, el cazador está siendo cazado y la impaciencia ha empeorado la situación como indica FROM BAD TO WORSE. Increíble cómo combina Williams los leitmotivs para subrayar la incertidumbre de Quint y llevarle de nuevo a sus peores pesadillas en el Indianápolis en QUINT THINKS IT OVER durante la desolación que consigue con su obsesión por asfixiar al tiburón. Aquí las flautas tocan la melodía Linda Dama Española y esto otorga cierto tono inofensivo a la consecuencia provocada por el viejo marinero.

Tras la seria y dramática marcha laboral de THE SHARK CAGE FUGUE, John Williams remarca cierto tono asustadizo a la música en el momento que Hopper entra en la jaula e incluso consigue destacar la mirada reprochadora de Quint.

THE SHARK APPROACHES (FILM VERSION) vuelve a entonar el pulso del escualo haciéndonos entrar en los dominios de la estrella de la función. El reino oceánico del gran blanco es patente en THE SHARK HITS THE CAGE y de qué manera. El instinto asesino del tiburón en su hábitat natural suena salvaje. El arpa ondea, los violines chirrían. La energía con la que transmite la violencia del ataque y el miedo con que Hopper trata de escabullirse se fusionan entre sí.

El inédito QUINT MEETS HIS END (aunque se intuye algo del principio y final del track en la película) funciona más bien como curiosidad, para ampliar el universo musical de Tiburón. Siempre se ha dicho, y me incluyo, que John Williams eleva/mejora las imágenes con su música, pero aquí no hizo falta. Algo inconcebible.

Se nota mucho aquí la influencia de PSICOSIS (PSYCHO, 1960), y personalmente, me encanta el machaque y fuerza que se escucha en el tema, pero funciona infinitamente mejor la respiración y gritos de Quint. Sin duda una muy buena muestra para aprender en qué momento es bueno, o no, el uso de la música con la imagen.

El enfrentamiento final ocurre en BLOWN TO BITS. La explosión musical nos alerta que Brody está solo. El menos preparado para enfrentarse al tiburón. La incertidumbre y la improvisación están en la música. Incluso se nota el ritmo caótico en la música hasta encadenar el tema principal, la tensión del tiburón y los nervios de Brody, ahora en control. Todo colisiona armónicamente hasta volar por los aires para acabar con el precioso descenso del monstruo marino. Una suave y delicada melodía que va apagándose mientras se hunde en el profundo océano y desaparece.

Es curioso que el final de esta historia no acabe con música triunfal. Todo en ella es tan satisfactorio que da pena que termine. JAWS/END TITLES se caracteriza porque la música nos recuerda a Quint. La hazaña, de la que hablamos antes, no es del todo completa. La leyenda se ha forjado, pero contiene un final amargo. La maravillosa aventura musical que nos ha brindado John Williams para acompañar esta historia acaba convertida en un drama épico realista. Brody y Hopper regresarán y contarán lo asombrosa y horrorosa caza del gran tiburón blanco que sembró el pánico en la isla de Amity y que acabó con Quint, pero más allá de eso, el score remarca en la parte final del track y de la película, un aviso, una advertencia que se mantiene latente, oculta y que podría regresar de nuevo… porque el mar esconde “más” secretos en sus profundidades y nadie sabe cuándo aparecerán, pero John Williams parecía saberlo.

The Extras

Lo especial de esta edición de Intrada, las pequeñas variaciones que dan otra dimensión a las pistas son un auténtico regalo. Se disfruta descubriendo esos cambios y la posibilidad de compararlos con las que utilizaron. En los casos de JAWS/TITLES (ALTERNATE) y SHARK TOWS ORCA (ALTERNATE) hay que hilar bastante fino para sacar la diferencia, pero se siente distinto. Al igual que WILD SHARK THEME, que añade esa pequeña parte al final que parece aportar poco, o BARREL OFF STARBOARD (ALTERNATE SEGMENT) que añade esa flauta y alto en la música, para volver a arrancar esa sonora neblina.

Sin duda es una oportunidad para estudiar en profundidad más el trabajo de John Williams y hacer cábalas de por qué cambiaron/modificaron/quitaron algunas pistas. Por ejemplo, en MAN AGAINST BEAST (ALTERNATE) la alteración del comienzo del track. Destacan añadiduras que se sienten más estimulantes hasta sonar el arpa que muestra el esplendor tamaño del tiburón. El comienzo de GREAT CHASE (ALTERNATE) parece más apresurado, haciendo hincapié en las prisas por cazarlo, y obvia el famoso leitmotiv.

El tema de Tiburón es tan reconocible que si John Williams toca solo dos notas, la audiencia inmediatamente sabe qué es. Esa música hizo que el agua fuera aterradora.

Steven Spielberg

La percusión de THE SHARK APPROACHES (ALTERNATE) denota mucho más lo que le sucederá a Hopper, es más esperable en contraposición del uso únicamente del dum-dum-dum contundente. Esta versión produce una sensación de menos sorpresa, es más destacable la expectativa de cómo va a ocurrir la violencia del ataque. En QUINT MEETS HIS END (ALTERNATE) se cambian los dientes por el cuchillo. Donde la otra versión era un claro homenaje a PSICOSIS (PSYCHO, 1960), aquí parece casi un plagio por parte de Williams, puede que demasiado, pero aun así mola.

En esencia, los comienzos son lo que varía, puede que se compusieran así originalmente y cambiaran el día de la grabación al verla con la película. Es curioso que prescindieran de THE TYPEWRITER, que enfatiza el plano detalle cuando se escribe SHARK ATTACK, ¿Hubiera cambiado algo si lo hubiesen utilizado? Tal vez no, pero meditando lo justo y necesario, mi teoría es que esa musiquilla oscura es un recurso fácil para estimular la idea del monstruo asesino, lo que convertiría la historia en una película de género más. El hecho de que ese pequeño fragmento, ese inserto no lleve música, me provoca más seriedad a lo que trata de contar Spielberg. Excluir esos 21 segundos elimina importancia al ataque dentro del contexto en el que ocurre la historia, para los mandamases de Amity tratarán de tomarlo como un accidente aislado, para Brody NO, es él quien escribe el informe y se lo toma muy en serio. Con música, busca llamar la atención y aquí el efecto de sonido de las teclas es más efectivo, es más real. Sin florituras, ni engaños.

En definitiva, me parece fantástico que existan estos temas alternativos, porque da pie a debate si aporta o no algo a esta obra perfecta, ¿o es posible mejorar la perfección? En esencia, estos extras podrán ser los mismos temas, pero con pequeños matices que cualquier amante de la música de cine y sobre todo de Tiburón agradecerá.

The original album

La primera edición discográfica.
John Williams creó un disco conceptual a raíz del score de la película haciendo un álbum de 10. Trepidante, misterioso, divertido. Todo lo que hablamos del disco anterior lo explotó antes creando este disco maravilloso en 1975. Escuchar atentamente este disco es un disfrute, refuerza la banda sonora, la música alrededor del film añade cosas que hacen dudar si se encuentran en la película, porque mantiene el mismo tono, solo que más elaborado, más compacto y reforzado. Es como si las pistas de la película fueran demos, algunos más desarrollados que otros, de lo que van a ser los temas finales. Y sacarles el máximo partido a todas esas ideas desarrolladas para la película. Pudo jugar con todo su material y se nota que lo pasó genial, es un complemento al score de la película, solo que diferentes. La libertad creativa de Williams de darle cuerpo y sentido musical a esas ideas es soberbia, logrando que todo fluya de una manera súper orgánica.

MAIN TITLE (THEME FROM JAWS) está aquí más desarrollado para pasar de lo inquietante a lo increíble, añadiéndole parte de MAN AGAINST BEAST, pero con más revoluciones.

CHRISSIE’S DEATH abusa del arpa y la violencia indómita del tiburón con esos golpes metálicos y la rapidez de los violines. Contundencia salvaje.

PROMENADE (TOURIST ON THE MENU) suena más pomposo y vigoroso que en MONTAGE.

OUT TO SEA, qué más decir de este tema, nunca me cansaré de él. Es una pasada, toda la alegría y diversión que desprende la aventura de ir a la caza del tiburón. Escucharlo te revive el recuerdo de todo lo que disfrutas con la película. ¡Quién pudiera estar en ese barco!

THE INDIANAPOLIS STORY. El origen del odio hacia los tiburones de Quint. El tema principal es mucho más pesado y sinuoso. Amplifica más la idea fantasmagórica del monólogo de Shaw.

SEA ATTACK NUMBER ONE, el mejor tema de la película y el álbum, y cómo lo remata en su parte final con esa flautilla. Williams sube de nivel cada tema, aportándole más energía.

ONE BARREL CHASE contiene arreglos que dan más nervio, intensidad y fuerza para perseguir al tiburón con esas trompetas triunfantes tan características de Williams y no nos da respiro.

PREPARING THE CAGE es mucho más dramático y épico que el usado en la película, incluso trágico. La determinación de la parte final es colosal. Busca el enfrentamiento directo con el tiburón en su hábitat y acaba con la calma del segmento BARREL OFF STARBOARD. Increíble.

NIGHT SEARCH contiene el miedo a lo inesperado. La magia alrededor de la desaparición de Ben Gardner es usada en este álbum para ofrecernos una pausa antes del clímax final.

UNDERWATER SIEGE musicaliza la actuación del tiburón en su estado natural. La furia incontenible. El ensañamiento y la agresividad musical. Nótese esos arreglos al final del tema.

HAND TO HAND COMBAT parece ir un poco más rápido que la pista original, o tal vez obvié cosas para aprovechar al máximo el disco. La pista de la película tiene más matices por debajo (imagino que para adaptarse a las imágenes) que no existen aquí.

END TITLES - El himno al caído que sirvió en la Segunda Guerra Mundial. Se nota cierta alteración al final del tema. Tal vez lo notes o no, dependerá de tu implicación con la música.

John Williams hizo la banda sonora por excelencia. La más efectiva hasta ese momento desde PSICOSIS de Bernard Herrmann, otra de mis obsesiones. Williams no solo compuso el tema principal más sencillo, básico y trillado de la historia, sino que lo complementó con otros temas variopintos que describían muy bien todo lo que transcurría en Amity. Aunó el concepto global de las secuencias (pistas) en los temas del álbum, que funciona como un viaje musical sin necesidad de ver la película, la muestra con su música. Este disco fue y es una pasada, John Williams cogió todo lo compuesto para la película y lo fusionó, reforzó y arregló demostrando lo que era capaz de hacer.

The extras: Music from Amity town beach

Intrada también ha logrado recopilar la música diegética del film, aquella que escuchan los propios personajes dentro de la historia. El mayor regalo sería, MARCHING BAND N.º 1 y MARCHING BAND N.º 2 que apenas se oyen, salvo un pequeño fragmento al principio del film y que está ¡compuesto por John Williams!

De la música que se encuentra en Amity, la que más recuerdo junto a Linda Dama Española de Quint, es la que canta Sean mientras juega con la arena antes del ataque en la laguna:

El osito golosón, fue por miel a la colmena.
Una abeja le picó, pobre osito golosón.

IN THE GOOD OLD SUMMERTIME y THOUSAND AND ONE NIGHT WALTZ son mucho más identificables, y qué decir de JOPLIN RAG (ORIGINAL RAG) el que más tarareo junto con WINTER STORIES WALTZ cuando estoy sentado en la playa y voy a entrar en el mar.

Conclusión

No escuchamos con la suficiente atención. Y menos hoy en día. Había que tener un oído muy fino o contar con las partituras originales para poder descubrir y desglosar todo detalladamente y resolver el misterio de por qué este score es una obra maestra y me obsesiona tanto.

Escuchar este score/álbum es inabarcable, siempre sacas algo nuevo en cada escucha. Personalmente, no tengo conocimiento técnico de música, esta reseña es más emocional que cerebral. He escrito mucho sobre esta música y aun así siento que no he podido transmitir lo que me hace sentir cada vez que vuelvo a escucharla.

Más que una reseña, siento que es una carta de amor hacia una obra que me acompaña desde que tengo uso de razón e incluso antes de que pudiera sostener en mis manitas el CD (ni siquiera editado cuando la vi por primera vez en la TVE1 de niño). Mi CD original del 1992 está desgastado de las veces que lo escuché, quería sabérmelo de memoria, algo que lo conseguí. El LP siempre quise tenerlo, soñaba con poder encontrarlo algún día en alguna tienda de segunda mano y comprarlo. Quería otorgarle más importancia a esta música que me ha acompañado tantos años. No solo era comprarlo y ya está. Era como si necesitara otorgarle un sentido a encontrarlo, porque estaba destinado a conseguirlo en algún momento. Esto nunca ocurrió, acabé haciéndome con él en una de esas tiendas, pero por Internet. Aun así, cada vez que paso por alguna de esas tiendas de discos usados espero encontrarme una copia del álbum original, con la portada en español por supuesto.

Ha sido un auténtico placer volver a zambullirme musicalmente en esta banda sonora gracias a todosoundtrack.com porque me ha hecho volar de nuevo la imaginación sobre lo que tuvo que ser rodar esta película, quería estar en aquel pueblecito playero de Martha’s Vineyard, quería vivir dentro de la película e ir en el Orca a cazar al tiburón, y lo más importante, me ha trasladado a cómo disfrutaba la música de cine cuando era un crío.

Cuando tenía más tiempo para disfrutar y sobre todo escuchar con más atención. Como dijo Spielberg, el legado de Tiburón ha trascendido a que unos niños que ni siquiera conocen la película tarareen lo que compuso Johnny mientras juegan en una piscina. Para mí el legado de Tiburón, aparte de silbar los temas de John Williams, fue que aprendí a tener curiosidad por las cosas como Hopper, que las experiencias forjan el carácter como a Quint, que se pueden afrontar los miedos como Brody, pero también que el cine podría ser más que un divertimento, podía ser relevante e importante y que ciertas historias te acompañan toda tu vida.

Tal vez para el 50 aniversario nos espere otra edición, o eso es lo que deseamos los fans de esta película que parece no tener fin.
Ni lo tendrá.

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¿Por qué nace Todo Soundtrack?

Desde mi adolescencia, las bandas sonoras han resonado como la música de fondo de mi vida, no solo realzando las películas que me encanta ver. En los años 1987 y 1988, mi vida tomó un giro decisivo y la música de las películas que disfrutaba en el cine o que alquilaba en el videoclub se transformó en mi ancla. No obstante, solo recientemente he tomado plena conciencia del papel crucial que desempeñó en aquel entonces.

"Fievel y el Nuevo Mundo" (An American Tail, 1986), una obra del gran James Horner, fue la primera banda sonora de película que adquirí en un diminuto establecimiento especializado ubicado en la calle Andrés Borrego, en el corazón de Madrid. Fue en Cinescor donde mi viaje comenzó.