Banda sonora DEVIL IN A BLUE DRESS Elmer Bernstein

Aquí están los detalles de la banda sonora de EL DEMONIO VESTIDO DE AZUL (DEVIL IN A BLUE DRESS Elmer Bernstein) editada por La-la land Records.

Descubre Devil in a Blue Dress soundtrack y todos los secretos de las bandas sonoras sin gastar nada. Para eso estamos nosotros, que incorporamos muchas ediciones de bandas sonoras de La-la land, las escuchamos, hacemos una valoración y os las enseñamos.

Devil in a Blue Dress vuelve con traje nuevo

En los márgenes de Los Ángeles, entre el calor y la sospecha, camina Easy Rawlins con los zapatos gastados y demasiadas preguntas en la cabeza. Devil in a Blue Dress, el thriller dirigido por Carl Franklin en 1995, adaptaba la novela de Walter Mosley.

Una reedición con swing y cicatrices para celebrar 30 años de misterio

Lo que realmente le daba aire de clásico eran las notas que acompañaban al detective, la banda sonora de Elmer Bernstein, por fin editada en condiciones como parte de esta edición limitada conmemorativa.

Treinta años después, La-La Land Records desentierra el score completo y lo presenta como se merece. Aquí lo que hay es una partitura original que nunca debió quedar en segundo plano.

Bernstein entre humo y jazz

El álbum llega masterizado con mimo por Doug Schwartz, esta edición limitada a 2000 copias corrige el error de la versión anterior, aquella que relegó la música de Bernstein a apenas tres cortes.

Ahora el score completo se despliega con 39 minutos de presentación principal y otra docena en pistas alternativas. El libreto, firmado por Jeff Bond, pone contexto a una edición pensada para el que no se conforma con lo superficial.

La escucha avanza como una investigación, empieza con ese Theme From Devil in a Blue Dress que mezcla sensualidad y peligro con una trompeta que acecha. Luego llegan pequeñas piezas de carácter (Coretta, Albright, Dreaming of Coretta) que buscan darle peso al silencio.

En Ambassador Hotel / The Letter o Dead McGee / Mouse hay tensión, pero sin aspavientos. Bernstein en lugar de subrayar, deja que los metales murmuren y las cuerdas respiren con desconfianza. Cuando la persecución asoma, como en Malibu Chase, la acción se arrastra con clase.

El final no cierra con redoble de platillos. The End y End Credits recuperan el tema principal sin edulcorar nada. No hay épica. Como debe ser.

Ecos de partitura

Elmer Bernstein en los noventa no buscaba titulares. Pero seguía sabiendo cómo contar una historia desde las notas que componía. Aquí mezcla el alma del noir clásico con un toque jazzístico, sin recrearse. Es un trabajo más cercano a The Grifters o The Age of Innocence que a sus obras más conocidas como The Magnificent Seven o To Kill a Mockingbird.

Hay sofisticación, pero también una especie de cansancio voluntario, como si la partitura compartiera con Easy Rawlins la certeza de que, en este mundo, nadie sale limpio.

Para el coleccionista, este lanzamiento es un ajuste de cuentas. Una reedición que pone las cosas donde debían estar desde el principio. Hay una historia musical que ahora se escucha entera. Y cuando suena entera, lo cambia todo.

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¿Por qué nace Todo Soundtrack?

Desde mi adolescencia, las bandas sonoras han resonado como la música de fondo de mi vida, no solo realzando las películas que me encanta ver. En los años 1987 y 1988, mi vida tomó un giro decisivo y la música de las películas que disfrutaba en el cine o que alquilaba en el videoclub se transformó en mi ancla. No obstante, solo recientemente he tomado plena conciencia del papel crucial que desempeñó en aquel entonces.

"Fievel y el Nuevo Mundo" (An American Tail, 1986), una obra del gran James Horner, fue la primera banda sonora de película que adquirí en un diminuto establecimiento especializado ubicado en la calle Andrés Borrego, en el corazón de Madrid. Fue en Cinescor donde mi viaje comenzó.