Edición Holst THE PLANETS Bernard Herrmann

¿Qué hace que la interpretación de THE PLANETS de Bernard Herrmann sea tan única y controvertida en comparación con la versión original de Holst?

¿Cómo logró Bernard Herrmann infundir su propio estilo distintivo en la grabación, transformándola en una obra que sigue fascinando a los fanáticos y críticos por igual?

Descubre la edición Holst THE PLANETS Bernard Herrmann de Quartet Records.

Te damos los detalles de la edición en cd de Quartet Records y nuestra opinión sobre la misma, así como sobre la partitura del autor para cada una de las tres películas.

Edición en cd de Quartet Records de Holst The Planets Bernard Herrmann

Para un compositor tan ligado a una de las majors —la Twentieth Century-Fox—  durante buena parte de la «Edad de Oro de Hollywood», el progresivo desmantelamiento del studio-system supuso para Bernard Herrmann (1911-1975), a nivel laboral, entrar en una dinámica de incertidumbres.

De ahí que, una vez finalizada de manera un tanto abrupta su relación profesional con Alfred Hitchcock durante las sesiones de grabación de Cortina rasgada (Torn Curtain, 1966), Herrmann se abrió a la posibilidad de encontrar nuevas fuentes de ingresos más allá del celuloide.

Entre éstas cabe consignar las que recibió por parte del sello Phase Four Stereo —división británica de Decca Records—, que reclutó a Herrmann para un total de siete discos, idéntica cifra que las colaboraciones llevadas a cabo entre el compositor neoyorquino y Hitchcock si exceptuamos Los pájaros (The Birds, 1963), en que figura en calidad de «consultor de sonido» en los títulos de crédito.

Además de discos consagrados a conducir temas de su propia cosecha y de otros compositores vinculados en mayor o menor medida al cinematógrafo, Herrmann pareció especialmente complacido que su nombre quedara ligado a algunos músicos británicos en la edición de un disco titulado «The Impressionists».

Analizando la edición

Gustav Holst (1874-1934) está representado en el álbum producido por Phase Four —con Tony D’Amato al frente— con la suite “Mars, The Bringer of War”, la pieza de inicio de The Planets. Visto en perspectiva, se trata del aperitivo de lo que estaría por llegar, una nueva grabación de la Opus magna de Holst bajo la batuta de Bernard Herrmann.

Se hizo coincidiendo con el cincuenta aniversario del estreno londinense de la representación al completo de The Planets, esto es, en 1970, en el amanecer de una década que resultaría la última para el genial compositor y director de orquesta de nacionalidad estadounidense, aunque de diáfana decantación anglófila.

No en vano, el segundo movimiento de The Planets —“Venus, Ringer of Peace” — transita por el territorio compositivo de uno de los músicos más influyentes en la obra de Herrmann, Frederick Delius (1862-1934), curiosamente fallecido el mismo año que Holst, un profesor de música a tiempo parcial que dedicó un trienio a la escritura de la obra con la que quedaría asociado para la eternidad.

Ciertamente, con la publicación de The Planets Quartet Records prosigue con la dinámica de integrar a su primoroso catálogo el nombre de Bernard Herrmann, como ya había hecho años antes con el prensado de los discos compactos Endless Night (Noche sin fin, 1972) y The Bride Wore Black (La novia vestía de negro, 1968), uno de sus trabajos para François Truffaut.

En su primera asociación con el cineasta galo —Fahrenheit 451 (1966)— su textura compositiva remite, entre otras influencias, a una de las suites de The Planets, en concreto “Neptune, The Mystic”, Consciente de la repercusión alcanzada con su obra maestra, Holst estuvo tentado de incluir —más por la presión externa que por un convencimiento propio— de incluir un octavo movimiento, en razón del descubrimiento del planeta Plutón en 1930.

El paso del tiempo corrigió aquella catalogación, jugando a favor de la toma de decisión adoptada por Holst de dejar en siete los movimientos que, ya sea en su conjunto o por separado, siguen sirviendo de inspiración para músicos pertenecientes a distintos estilos y géneros, preferentemente de compositores adscritos al medio cinematográfico, tales como Hans Zimmer —Gladiator (ídem, 2000)—, John Williams —en algunos pasajes de la serie galáctica Star Wars se dejan sentir los compases de The Planets—, Howard Shore —el dibujo musical de la suite “Jupiter, The Bringer of Jollity” tributa en la trilogía de El señor de los anillos— y en singular Bill Conti a la hora de satisfacer el encargo de la confección del score de Elegidos para la gloria (The Right Stuff, 1983).

Valoración final

Contra todo pronóstico obtuvo el Oscar por esta partitura, en una decisión que sirvió de aval para que la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos le confiara la dirección musical de la ceremonia de gala a lo largo de veinte ediciones.

Por su parte, Herrmann se sintió un elegido por la gloria que le procuró dirigir a la London Philarmonic Orchestra en 1970 con una pieza para gran orquesta que forma parte de la mejor cosecha musical de la primera mitad del siglo pasado.

Comprar Holst The Planets Bernard Herrmann

La reedición de The Planets de Bernard Herrmann en CD por Quartet Records no es solo una oportunidad para disfrutar de una interpretación única y fascinante de esta obra maestra, sino también un tributo a uno de los compositores más influyentes de la historia del cine.

Esta grabación remasterizada captura la esencia del genio de Herrmann, quien infunde su estilo distintivo en cada nota, ofreciendo una experiencia auditiva inigualable.

Además, este CD no solo enriquece cualquier colección de bandas sonoras, sino que también honra el legado de Herrmann y su conexión profunda con la música cinematográfica.

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¿Por qué nace Todo Soundtrack?

Desde mi adolescencia, las bandas sonoras han resonado como la música de fondo de mi vida, no solo realzando las películas que me encanta ver. En los años 1987 y 1988, mi vida tomó un giro decisivo y la música de las películas que disfrutaba en el cine o que alquilaba en el videoclub se transformó en mi ancla. No obstante, solo recientemente he tomado plena conciencia del papel crucial que desempeñó en aquel entonces.

"Fievel y el Nuevo Mundo" (An American Tail, 1986), una obra del gran James Horner, fue la primera banda sonora de película que adquirí en un diminuto establecimiento especializado ubicado en la calle Andrés Borrego, en el corazón de Madrid. Fue en Cinescor donde mi viaje comenzó.